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Elsa Tió escribe: Ser Colonial

Elsa Tió escribe

Himno de Puerto Rico

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Elsa Tió escribe: Ser Colonial. Imagen: Wollwerth. Licensed.

V.S. Naipaul, el Premio Nobel de Literatura en 2001, nos ayuda a entender la dimensión de ser colonial en Puerto Rico al interpretar la realidad del mundo colonizado: “Ser colonial es, entre otras muchas cosas, ser ignorante, en particular del propio pasado. Quien no tiene pasado que lo dota para ser algo definido se encuentra desnudo e inerme en el presente e incapaz de futuro”.

Lamentablemente, en esta categoría caen políticos de todos los partidos, víctimas de un sistema educativo, tanto público como privado, que se niega a educar puertorriqueños a ser puertorriqueños y apenas enseña nuestra historia en los salones de clase. Ser colonial es desconocer y tergiversar nuestra historia, disminuir nuestra lengua y logros de todo tipo y despreciar nuestra Constitución.

Desde ese colonialismo espiritual este gobierno legisló para eliminar la celebración de la Constitución del Estado Libre Asociado (ELA), reconocida en el mundo como una constitución de avanzada, que debe ser motivo de orgullo para todos. También llevó a los legisladores populares en el hemiciclo a optar por el silencio: no tuvieron la valentía de defenderla. Legislar para negar nuestra Constitución es también una forma de desprecio a los derechos que nuestra Constitución cobija y protege.

No nos extraña que lo haya aprobado el mismo gobierno que recién legisló para convertir la protesta pacífica en un delito mientras criminaliza al estudiantado, propone cambios a los derechos de los acusados, vulnerando los derechos de los imputados y cambia las leyes electorales para no tener que cuadrar papeletas, que es una forma de cuadrar el fraude. Para entender la magnitud de los logros alcanzados por nuestra Constitución y apreciarlos debemos cobrar conciencia de los derechos que no existían antes que se redactara la Constitución.

Ernesto Ramos Antonini revela el estado de derecho inexistente para los obreros antes de la Constitución cuando relata cómo, anterior a la década del cuarenta, no había derecho a huelga y los obreros eran perseguidos, arrestados o asesinados impunemente durante el régimen republicano. Celebrar la Constitución debe servir para conocer las libertades y los derechos que ella alcanzó para todos.

Y esto se logró por la gestión de una generación que, aunque de partidos opositores, dejó a un lado las diferencias y puso los intereses de la patria, de la economía y de los trabajadores por encima de los intereses partidistas. Conocer la Constitución nos debe servir para cobrar conciencia de cómo las libertades no se pierden de cantazo: se pierden poco a poco y es responsabilidad de cada nueva generación defenderlas.

La generación que redactó la Constitución representaba a un pueblo que, a través de sus delegados, supo hacer gobierno y educar para hacer mejores leyes desde una hacienda pública honrada. Despreciar e ignorar la importancia de la Constitución es desvalorizar al país y a la generación que protagonizó una gesta que nos mejoró como país. Lamentablemente, hoy la desprecia una generación que no ha parado de darnos malos ejemplos de corrupción y fanatismo.

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Aunque una gran Constitución en manos de una clase política egocéntrica y torpe es letra mojada. Porque las buenas leyes necesitan de buenos hombres y mujeres, reveladoras son las palabras dichas por varios miembros de la Asamblea Constituyente el día de su aprobación que aparecen en el Diario de Sesiones. Aquí algunos fragmentos:

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Sr. García Méndez (Partido Republicano): “Sólo dos palabras. Voy sólo a deciros que a pesar de que comenzamos con discrepancias fuertes y continuamos luego luchando con nuestras discrepancias nobles… Hemos terminado en tal forma, ustedes han usado de un espíritu y con el corazón levantado aceptando las enmiendas que para nosotros eran un sine qua non.

Y tengo derecho a decir que los delegados que estamos aquí reunidos en este momento trascendente para la historia de nuestro País han realizado una labor y han terminado redactando un documento que es honra de Puerto Rico y de los puertorriqueños. Elevemos nuestros pensamientos a Dios, para que con el silencio de esta plegaria esta Constitución la podamos defender con uñas y dientes”.

Sr. Padrón Rivera (Partido Socialista): “Después de haberse firmado la Constitución la delegación socialista, que tengo el alto honor de presidir, desea expresar que siente una profunda satisfacción por haber cumplido un deber patriótico cooperando con el deseo mutuo de todos los partidos aquí representados por el éxito de tener una Constitución que encarna la conciencia de nuestro pueblo.

Es cierto que nuestro partido, por estar integrado por las clases pobres de la Isla resulta ser el más humilde. Pero es cierto también que ha sido siempre leal a los principios democráticos de gobierno. Además de un férreo combatiente en nuestra batalla por la destrucción de un gobierno colonial. Por eso hoy nuestra conciencia socialista y puertorriqueña grita de alegría. Por haber consagrado en la Constitución la fecha gloriosa de la desaparición de la última hebra colonial”.

Como vemos, nadie votó por la colonia cuando se votó por la Ley 600. Ni eso fue lo que los norteamericanos afirmaron aquí, ni ante la Asamblea General las Naciones Unidas. Constitución que, entre otras cosas, logró:

  • La igualdad para los hijos fuera de matrimonio, que antes no heredaban.
  • La cláusula de minorías garantizando su representación en una tercera parte los
    escaños legislativos, (que no existe en Estados Unidos).
  • El derecho a la fianza.
  • Prohibición de la pena de muerte.
  • La prohibición del encarcelamiento por deudas.
  • Protección de las imprentas.
  • La separación funcional de las iglesias y el Estado.

No se construye el futuro ofendiendo lo que debe ser motivo de orgullo. Y el golpe verdadero de este ninguneo lo recibe la democracia, la norma jurídica, las leyes, que este gobierno respeta sólo cuando le conviene. Y vuelve a repetirse la historia:

“Es parte de la política de esta administración, destruir las instituciones del ELA las instituciones del ELA; y provocar la ruina de la Constitución. Que es el único instrumento jurídico que los puertorriqueños hemos establecido por nuestra propia iniciativa en nuestra larga y torturada historia” — El corazón del rollo, Salvador Tió, julio 1983.

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